jueves, 12 de junio de 2008

Contra el nacionalismo centrífugo

Si te pasa como a mí, y a muchos millones de ciudadanos, que estamos hartos de unos nacionalismos desfasados, provincianos ,que son disfraz de un injusto clientelismo, sólo comparable con el caciquismo de la Restauración, y que copan un desmesurado porcentaje del debate político nacional, éste es el lugar para que te expreses y para que sepas que los cabales somos más y mejores que los tribales.
Estoy harto del víctimismo, de que conceptos tan oscuros (gracias, Gustavo Bueno) como "deuda histórica", "derechos históricos", "conflicto histórico" y demás condicionen la Política (con mayúsculas) de un Estado de Derecho que no termina de creerse que no debe nada a nadie porque su legitimidad histórica y democrática es intachable.
Me rebelo ante el buenismo, ante la obsesión por lo políticamente correcto, ante el relativismo moral, ante la neutralidad indecente. Reivindico para mi país el espíritu de Sir Winston Churchill en 1940 para enfrentarse al nazismo triunfante en Europa por ser el Mal absoluto. No era la opción más fácil, pero en cualquier caso era la mejor opción porque sencillamente no había otra opción a considerar.
Al menos desde la Ilustración, deberíamos aprender que siempre se ha de sospechar de las ideologías que anteponen los derechos colectivos a los derechos individuales.



Libro de cabecera:

"El mito nacionalista" de Fernando Savater
Corto, claro y ameno.

Política de cabecera:

Doña Rosa Díez.

Libros para reflexionar

- "El último encuentro", "La mujer justa", "Tierra, tierra" de Sándor Márai.
La vida no es de color de rosa, pero aún así merece la pena. Y Sándor Márai nos lo describe con maestría. No apto para el "buenismo" reinante.

- "Memorias políticas" y "Memorias de guerra" de Manuel Azaña.
Nunca el sectarismo y el desprecio han producido tan buena literatura política. Un intelectual, un liberal y un burgués.

- "Los cipreses no creen en Dios", "Un millón de muertos", "Ha estallado la paz" de José María Gironella.
Me cisco en lo políticamente correcto. Quien quiera memoria histórica que deje a un lado las etiquetas simplificadoras y haga un esfuerzo por conocer y tener criterio propio. Valiente y cabal. D.E.P.